ADIOS A AVEPRES MOSTOLES

Continúo con la racha de despedidas y ahora le ha tocado a la Asociación de Vendedores de Prensa de Móstoles. El viernes 5 de Octubre de 2018 y coincidiendo con la celebración del Día del Vendedor de Prensa, tuve la oportunidad de despedirme de los vendedores de prensa y de muchas personas con las que he colaborado durante los últimos 23 años que he estado en la Asociación.

Agradezco a la Asociación y a su nuevo presidente que me permitieran leer el emotivo discurso de despedida que a continuación reproduzco:

Buenas noches a todos:

Agradezco a la Asociación de Vendedores de Prensa de Móstoles y a su presidente Juan Miguel que me permitan dirigirles estas palabras de despedida.

Después de 23 años trabajando en la Asociación ha llegado el momento de decir adiós. Se dice pronto 23 años y a veces tenemos la sensación de que no pasa el tiempo. Cada día nos miramos al espejo y nos vemos igual que el día anterior y así un día tras otro. Los padres tendemos a ver a nuestros hijos siempre igual como si no cambiaran. Recuerdo que mi padre cuando se refería a mis hermanas, que por cierto están por ahí, siempre decía las niñas. Y nosotros los hermanos seguimos llamándolas así: “las niñas”.

Pero cuando reflexionas, cuando vemos fotos antiguas, entonces sí nos damos cuenta cómo pasa el tiempo. Y eso es lo que me ha pasado que he mirado hacia atrás y sí han cambiado muchas cosas, unas para bien, otras para no tan bien.

En 1995 empezaba mi andadura en esta Asociación tras haber dejado de trabajar por cuenta ajena y empezar a dedicarme al comercio familiar de venta de prensa. Me encuentro un colectivo de los quioscos que aunque habían constituido la Asociación con anterioridad estaba sin actividad. No les voy a contar todo lo que hemos hecho en estos 23 años, pues no quiero aburrirles contándoles batallitas, como solemos hacer los jubilados, pero permítanme que si destaque algunos hechos.

En 1995 las normas municipales que regulaban la actividad de
los quioscos establecían una concesión por 5 años. A los cinco años el quiosco que había sido pagado por el quiosquero pasaba a propiedad del Ayuntamiento y no estaba autorizado ni el traspaso ni el subarriendo. A pesar de eso se alquilaban los quioscos, se traspasaban, se vendían de particular a particular aunque el dueño fuera el ayuntamiento. En fin se ejercía esta actividad con la inseguridad de que muchos estaban en situación irregular.

Hablamos con la Concejalía de Asuntos Sociales, que era
quien llevaba entonces la gestión de las concesiones de quioscos y en 1999 se aprobó una Ordenanza que supuso avances pero que se dejó en el tintero cosas importantes, como la publicidad genérica y la ampliación de artículos que se podían comercializar.

En 2003 con la llegada de una nueva corporación, seguimos
trabajando para mejorar la ordenanza, les contamos nuestro proyecto para renovar los quioscos y que éstos fueran financiados por la publicidad, les pedimos que se ampliaran los plazos de concesión y que se abriera la posibilidad de hacer cambios de titularidad durante el tiempo de duración. Comprendieron la situación y con mucho diálogo se superaron las diferencias y aceptaron nuestras peticiones, se regularizaron todas las autorizaciones, se pusieron quioscos nuevos y eso supuso un avance muy importante. Esa ordenanza, que fue aprobada en 2007, ha sido un modelo que se está usando como referencia en muchas ciudades de España.

Y el broche de esa Ordenanza es que incluye a la Asociación de Vendedores de Prensa de Móstoles como miembro de la Mesa de contratación que es el Órgano, formado por los técnicos de diferentes concejalías, que se ocupa de las concesiones, renuncias, cambios de titularidad de los quioscos, lo que supone una muestra de transparencia y un reconocimiento de la labor de esta
Asociación.

Pero no nos quedamos ahí. Llegó la crisis y veíamos que se
cerraban más comercios, que el papel como soporte de información empezaba su declive, que los quioscos de frutos secos desaparecían; y como precisamente la existencia de los quioscos de frutos secos era el obstáculo legal que se nos ponía para seguir ampliando los artículos autorizados para vender, cuando cerró el último solicitamos una nueva ampliación de artículos y servicios que poder ofrecer a nuestros vecinos.

Tardó más de lo deseado en llegar esa ampliación pero al
fin, en noviembre de 2015, con la nueva Corporación que gobierna actualmente el Ayuntamiento llegó esa ampliación.

Entretanto la Federación de Comerciantes, de la que esta
Asociación es miembro fundador, cobra un nuevo impulso con la llegada de una nueva Junta Directiva con su presidenta, Chelo,
a la cabeza.

Este impulso también llega a esta Asociación, que ve cómo la
Federación implica a los vendedores de prensa con el resto del comercio de esta ciudad y le da una mayor visibilidad. Prueba de ello es el acto que hoy celebramos en su tercera edición, y que empezó a gestarse gracias al empeño de CHELO para que hiciéramos alguna
acción de promoción de nuestra actividad y gracias también al Convenio que el Ayuntamiento ha suscrito con la Federación.

La celebración del Día del Vendedor de Prensa de hoy,
que viene precedida por una importante campaña en MUPIS y en prensa local, hace que los vendedores nos sintamos importantes, pone sonrisas en nuestros vecinos y nos anima a seguir trabajando.

Pero la Asociación ha hecho muchas más cosas para defender a
los vendedores de las malas prácticas de los distribuidores y editores. La mediación con éstos, gestionar reclamaciones, el hacer que el vendedor no se sienta sólo son gestiones que también hacemos y que nos produce satisfacción cuando son exitosas.

No quiero cansarles, solamente una cosa más, y con esto termino:
El quiosco está en peligro, el comercio de barrio está en peligro y quiero hacer un llamamiento para que el quiosco no desaparezca, para que el comercio de nuestro barrio no desaparezca.

En primer lugar a los propios quiosqueros y comerciantes, que se modernicen, que estén muy atentos a los gustos de los clientes, que se
adapten a los nuevos tiempos, pero también a nuestros representantes políticos.

Es necesario ayudar al comercio y cuando digo ayudar no es sólo dar dinero, que también. Hay muchas cosas que se pueden hacer que no suponen gasto de dinero extra. Es facilitar su actividad, es tened en cuenta al comercio en las normativas que se promulguen, es conciliar los intereses de vecinos y comerciantes. El comercio hace ciudad y debe ser un aliado natural para hacerla más cómoda y más segura.

En cuanto al quiosco pues termino pidiendo como siempre una
nueva ampliación de productos y servicios. El papel cada vez se vende menos pero el quiosco debe seguir en la calle, la calle es el mejor escaparate y el quiosco ya está en la calle y está regulado. Aprovechémoslo. Dejo a mis sucesores que determinen qué nuevos productos y servicios van a necesitar pero por favor:

No dejen morir al quiosco, no dejen morir al comercio de
barrio.

Buenas noches y muchas gracias.

ADIOS A ANVP

Llegó el día que tenía que llegar. Anoche en Asamblea por multiconferencia se consumó mi dimisión como Presidente de ANVP, dimisión que ya había anunciado a los miembros de esta Agrupación en una carta remitida el pasado 21-09-2018.
A continuación reproduzco la carta enviada:

Queridos compañeros:

Como sabéis en marzo del año pasado decidí jubilarme
anticipadamente y el establecimiento que regentaba pasó a manos de la persona que ha colaborado conmigo durante más de 25 años. Como a muchos de vosotros, el quiosco ya no daba para mantener dos sueldos y estoy contento de que a Sonia, que es la que continúa con la actividad, le vaya bien aunque trabaja mucho y muchas horas.

Sonia me nombró su representante permanente en las
Asociaciones y gracias a eso he podido seguir presidiendo hasta ahora la Agrupación Nacional de Vendedores de Publicaciones (ANVP) y el resto de Asociaciones.

Desde el año 2010 que fui requerido para que se constituyera
ANVP y elegido Presidente, hasta la actualidad he trabajado con ahínco y he puesto todo mi saber y entender al servicio de los vendedores de prensa que he representado. Uno de mis mayores
empeños ha sido tratar de conseguir que las Asociaciones de Vendedores de Prensa marcharan unidas, siendo consciente de que es la única forma de lograr mejoras importantes en la situación de los asociados.

Desde el primer momento tendimos la mano al resto de Asociaciones y eso que en algún caso fuimos recibidos con exabruptos e insidias de quien pone por delante sus intereses personales a costa de la unidad.

Pero eso no me desanimó y me sirvió de estímulo para mantener
contactos con todas las Asociaciones que han querido y establecer canales de colaboración, independientemente de a qué Confederación pertenecían.

Por eso en Julio del año pasado, cuando se constituyó la Comisión Nacional de Vendedores de Publicaciones sentí una gran alegría (aunque yo no formaba parte de la Directiva de la misma) pues se daba un paso muy importante en la consecución de esa unidad de acción tan necesaria.

Ya ha transcurrido poco más de un año y ya está logrando
éxitos impensables antes de su creación. Ya es un interlocutor reconocido y respetado por editores y distribuidores y cosechará éxitos en la medida en que tenga el apoyo sin fisuras de todas las Asociaciones y de sus asociados.

La Comisión ha demostrado su utilidad y su necesidad y a partir de ahora se inicia una nueva forma de trabajar en equipo. Por eso creo que ha llegado el momento para que yo diga “Adiós”, para que gente más joven tome el testigo y continúe la labor emprendida.

En la Asamblea del próximo 26 de septiembre presentaré mi
dimisión irrevocable y dejaré en vuestras manos la elección de la nueva Junta Directiva de ANVP.

Agradezco vuestro apoyo y colaboración durante éstos 8 años y me tendréis a vuestra disposición para responder y explicar cuántas consultas queráis hacerme.

Un abrazo a todos.

RAFAEL ARTACHO

21/09/2018

QUE BUENA ES MI MARI

Mi madre solía decir que qué suerte había tenido con todos sus hijos, que ninguno le había salido descarriado. Tenía la costumbre de hablar bien de cada uno de ellos, pero si estaban ausentes. Si hablaba conmigo me decía, lo hábil que era su Manolo, lo buena que era su Mari, lo dispuesta que era su Carmen que entiende “de tó”, lo cariñoso que era su Pepe, que decía que no se iba a casar nunca porque siempre estaría con ella y lo trabajador que era su Carlos. También me consta que decía cosas buenas de mí a mis hermanos.

No sé si lo hacía conscientemente para que nos sirviera de estímulo pero lo que sí sé es que a veces esos comentarios me producían celos y llegaba a pensar que era menos valorado que aquel o aquella a quien elogiaba.

A veces le hacíamos la pregunta ¿A qué hijo quieres más ?, y ella siempre respondía que a todos por igual y mostrando su mano abierta decía: “ a ver qué dedo voy a querer que me corten”.

Y ante ese argumento todos callábamos dándolo por bueno, aunque en el fondo pensáramos que quería más a los otros.

Pero hoy quiero hablar de mi hermana Mari porque haber crecido en el seno de una familia numerosa imprime carácter. Si además es la hermana mayor y ha nacido en la década de los 40, en lo que se conoce cómo los años del hambre, relatar su infancia y juventud daría para escribir un libro.

A mi hermana Mari le tocó vivir esa época y desde muy niña se tuvo que hacer cargo de los hermanos más pequeños y ayudar en las tareas del hogar que en aquellos años carecía de las comodidades de hoy.

A eso hay que añadir que ya padecía una insuficiencia visual que no se trató de forma adecuada y que durante su estancia en la escuela le faltó la comprensión de las monjas, que la expulsaron porque pretendían que leyera sin acercarse el libro a los ojos, cuando para una persona miope sin gafas eso es pedir un imposible. Es fácil imaginar el daño que esa humillación provocó y lo difícil que puede ser para una niña sobreponerse emocionalmente a ese rechazo.

No es extraño por tanto que cuando hurga en sus recuerdos de infancia y juventud afloren las malas experiencias.

Quizá eso la hizo callada, obediente, y siempre buscando la aprobación de los padres y superiores para evitar cualquier regañina y demostrar que podía ser útil.

Pero detrás de esa apariencia mansa, cuasi sumisa se escondía una personalidad independiente y resolutiva. Y si alguien llegó a pensar que se iba a convertir en una mujer resignada o dependiente y que aceptaría sin rechistar lo que el futuro le deparaba estaba equivocado.

Cuando oyó decir a su padre ¿qué vamos a hacer con esta niña, sin ver? ¿Cómo va a trabajar? Ella demostró que podía trabajar y ser de las buenas.

Cuando veía que sus hermanos se casaban y se compraban un piso ella, aunque todavía no tenía pareja, se compró un piso.

Apenas sin saber leer y escribir se sacó el carnet de conducir haciendo verdad el refrán que dice que “hace más el que quiere que el que puede”.

Se casó, cumplió su deseo de tener un hijo y a pesar de que la miopía no ha cesado en su avance vive la vida con ilusión y entusiasmo.

Cuidó de los padres hasta sus últimos días y se siente orgullosa de haber cumplido el deseo de su madre de no llevarla a una residencia, que tanto temor le producía.

Cuando se marchó la mama asumió su rol y actúa de nexo entre hermanos y sobrinos compartiendo información que nos hace sentir más próximos.

Eso sí, ya no es la niña callada que no habla por no pecar. Ahora lo casca todo y cuando te coge por banda no para de hablar, quizás para recuperar el tiempo perdido.

Pero inspira confianza, es generosa, actúa de buena fe, en resumen una buena persona y que como Chayanne quiere seguir disfrutando de las cosas buenas que tiene la vida.

Por eso yo digo lo mismo que mi madre: “QUE BUENA ES MI MARI ”.

UN TIO GRACIOSO

Cuando miro hacia dentro, y lo hago con bastante frecuencia, veo una persona seria, tranquila, reflexiva, segura e insegura según de lo que se trate, a la que no le gusta molestar conscientemente pero que desprende indiferencia hacia aquello que no le interesa y que a veces pontifica sobre asuntos que cree dominar, sin darse cuenta que esa actitud puede molestar.

Me he visto muchas veces en mi tienda respondiendo a una impertinencia de forma impertinente. He llegado a pensar que tengo el gen “granaíno” de la «malafollá”, del que se quejan los visitantes y turistas de la hermosa Granada.

Es verdad que resulta cansino tener que explicar una y otra vez que no puedes dar o hacer algo que un cliente quiere, pero se puede contestar con buenos modos. Siempre he mirado con envidia, cuando observo en otra tienda cómo un dependiente dice NO con una sonrisa encantadora. ¿por qué no me saldrá a mí?, me pregunto.

Entonces me lamento de no haber conocido antes el proverbio chino que dice que “El hombre cuya cara no sonríe no debe abrir una tienda”. Y haber hecho caso.

Ha habido muchos días que me he propuesto ser atento,
amable, casi servicial pero me ha durado menos que un caramelo en la puerta de un colegio. Basta que venga alguien que se aburre en casa y que no deja de contarte su triste vida, para perder la
sonrisa propuesta. Y si a continuación llega la señora de turno que quiere algo que sale en televisión pero que no sabe cómo se llama, ni de qué trata, que sólo sabe que se lo ha dicho su hija y que te mira ansiosa esperando que tú inicies una retahíla de nombres para ver si se le ilumina la memoria, entonces no puedo por menos que responder: Señora, no tengo tiempo de ver la televisión y con las pistas que me da no encuentro al asesino. No soy Sherlock Holmes. La señora se va refunfuñando y una vez más se cumple la frase que dice “Hoy hace un día estupendo. Ya verás cómo viene algún idiota a estropearlo”.

Pero un día recibí una de esas frasecitas que circulan de móvil en móvil que siempre leo y que olvido al minuto, pero que esa en concreto me hizo pensar. La frase decía: “Nunca olvides los recuerdos que un día te hicieron sonreír.” Y recordé que había muchos momentos en mi vida en que había sonreído. También recordé que en tres cajas antiguas y grandes de Cola Cao había ido depositando fotos, cartas y objetos que había guardado porque en su momento creí que merecía la pena conservarlos. Pensaba que si guardaba esos objetos las emociones que había vivido se guardaban también y aflorarían cada vez que accediera a ellos.

Poco a poco voy poniendo cruces a la lista de cosas que había elaborado para mi jubilación. Una de ellas era revisar esos recuerdos que he ido almacenando a lo largo del tiempo, clasificarlos y desechar los que ya no significaran nada. Así que ese día me puse manos a la obra y encontré entre esos recuerdos una fotografía mía vestido de mago y dos sobres hechos a mano con hojitas de papel y decoradas con flores y corazones, en cuyo interior hay dos pedazos de papel con un texto escrito por manos infantiles. En uno de ellos mi hija Vanesa escribe:

Para mi gracioso Papá

querido titi: Qué tal estás gracioso Rafa. Te quiero mucho. Qué tal te va con tu trabajo colega, el mío muy bien. Con mucho cariño te manda Vanesa muchos besos.

En el otro mi sobrina Mari Paz escribe:

Tío te quiero mucho y te admiro por tus gracias y por los chistes que cuentas siempre te he querido como tío con cariño me despido Mª Paz ¡¡Adiós!!

Estos escritos me han hecho recordar que una vez fui un TIO GRACIOSO