Pedro Montoliú, es cronista oficial de la Villa de Madrid y cuenta en una entrevista en Madridiario que “hasta el año 1952 se vivió en Madrid con racionamiento de alimentos y fuertes restricciones de luz y agua como consecuencia de la llamada ‘pertinaz sequía’. La situación era bastante mala, aunque era mejor que la de los años del hambre de la posguerra. La gente comenzaba a respirar un poco. La clase media lograba ciertos ingresos, a base de trabajar en dos y tres sitios a la vez. La situación mejoró cuando el Gobierno decidió subir los sueldos de forma sensible e introdujo las pagas extraordinarias. En el año 1954 se alcanzaron los niveles económicos existentes antes de la guerra. Habían tenido que pasar casi veinte años para conseguirlo.”
En esos años fue donde pasó mi amigo Martin su adolescencia y juventud. Aunque trabajaba duro, compatibilizaba el trabajo con sus pinitos en el mundo de la canción.
¿Te gustaba cantar de niño?
De niño siempre cantaba. Era la alegría de las fiestas familiares. Ya cantaba rancheras y me decían que lo hacía muy bien.
Me contaste que habías recibido clases de canto con el Maestro Vela.
Sí y también me dio clases de canto el Maestro Miguel Rodríguez Algarra, con el que hacía bolos. Éramos un conjunto de artistas que actuábamos en teatros de Madrid y en muchos pueblos de España. Teníamos hasta un enano que se llamaba Romerito. Tenía treinta y tantos años, iba con zapatitos de charol, el Diego Valor en la mano y cantaba, bailaba y entretenía al público. Algunos de esos artistas llegaron a ser figuras y se hicieron famosos como Pedrito Rico, Tomas de Antequera etc., aunque otros como a Romerito no le fue bien. Una vez me lo encontré pidiendo limosna por la calle, le saludé pero no le gustó que le reconociera.
Según he visto en periódicos de la época, Pedrito Rico era un ídolo de masas a fínales de los 50 y en los años 60.
En aquellos años Pedrito Rico triunfaba en España y en América. Fue cantante bailarín y actor, pues hizo varias películas y llenaba los teatros donde actuaba. Con Pedrito Rico me ocurrió una anécdota simpática. Cuando ya era muy famoso, iba un día con mi mujer y un matrimonio amigo por la calle Carmen, cerca de Galerías Preciados, que entonces todavía tenía tráfico. Paró un coche y oí que una persona me gritaba: “tanguista, tanguista”. Era Pedrito Rico el que me llamaba. Recordamos viejos tiempos, se lo presenté a las dos señoras y se les caía la baba.
Sonríe con nostalgia y se pone a tararear canciones de Pedrito Rico. Y recita también la canción de la mecedora:
Compraron la mecedora
en una casa de antigüedades
y estaban a todas horas
por los rincones dale que dale.
Dijeron que la compraron
para la abuela, que estaba mala,
y todos la disfrutaron
menos la pobre, que ya no andaba.
¿O sea que te dedicaste a la canción de forma profesional?
Pues casi. Era también el cantante de la Orquesta Iris y actuábamos en bailes y salas de Madrid. Aunque trabajaba en la joyería y en lo que salía, el tiempo libre que tenía lo dedicaba a ensayar y cantar por esos mundos de dios.
¿Participaste en concursos de radio?
Si en 1954 participaba todos los meses en un programa de la Cadena Ser en Radio Madrid que se llamaba “Conozca usted a sus vecinos”. Estaba presentado por José Fernández Manzano (Ferman) y me daban de premio 20 duros y un chocolate con churros.
En 1956 participe en un programa de Radio España que presentaba Daniel Vindel y su mujer. Se llamaba Los Barrios Cantan. Tengo una foto con ellos cantando en un camión que estaba en la calle Conde Peñalver nº 15. Era un programa que se emitía de Lunes a Viernes y cada día se iban a un barrio de Madrid. Estaba patrocinado por Nutrexpa y a cada participante nos daban un bote de biscotes y al que ganaba le daban además 100 pts. y un diploma. Todavía conservo los diplomas que gané .
¿Cuántas veces ganaste? Me enseña sus diplomas y dice:
Pues mira el 15-11-1958 gané el de canción moderna, el 31 de enero de 1959 el de tangos, el 13-06-1959 otra vez el de canción moderna y el 3 de octubre de 1959 el de canción española. Y gané más veces pero no conservo los diplomas.
¿Pero quizá el programa más famoso en el que participaste fue RUEDE LA BOLA?
Pues sí. Era un programa semanal en Radio Intercontinental que presentaba Angel Echenique, en el que concursábamos artistas noveles interpretando canciones de distintos estilos. Era como la Operación Triunfo de aquellos años. Luego hacíamos galas de las que conservo algunos carteles.
¿Puedo verlos?
Sí. En 1955 participé en un festival en el Parque Móvil, en 1957 participé en un festival en el Teatro Cine Alcalá. El 1 de Agosto de 1959 se celebró en la Plaza de Toros de Vista Alegre un festival artístico, presentado por Angel de Echenique y Manuel Pizarro, grandes locutores radiofónicos de entonces, en el que se nos hacía un homenaje a todos los campeones del concurso Ruede la Bola. Actuamos junto a grandes figuras como Marife de Triana, Jorge Sepúlveda, Tomás de Antequera o Porrinas de Badajoz y mis padrinos artísticos Edmundo Rivero y Jorge Cardoso.
El 21 de Agosto también participé en otro festival de las fiestas de la Paloma presentado por Miguel de los Santos. Y el 23 de Agosto canté en el Teatro Alcalá en un “monstruoso festival artístico” como indicaba el cartel. —y me enseña en efecto los tres carteles donde aparece su nombre y el de otros artistas junto a los famosos mencionados.
¿Hasta cuándo estuviste cantando?
Hasta 1961 seguí haciendo bolos y participando en programas de Radio. El último concurso que participé se llamaba “Los Mejores del Barrio”, era en la Voz de Madrid y lo presentaba José Luís Uribarri. Por cierto en 1954 José Luis Uribarri me entregó el premio al mejor cantante novel y yo le entregué a él el premio al mejor locutor novel.
“Los Mejores del Barrio” fue el único programa que quedé segundo porque todos los demás los ganaba. Y fue el último no por eso, sino que lo tuve que dejar por amor
Y asoma una media sonrisa en su rostro.
También eras miembro de una clac. Explícanos qué es eso
La clac era un grupo de personas que asistían a las representaciones teatrales para aplaudir, animar, reír o llorar según las indicaciones que nos daba el jefe de clac. A cambio los que estábamos fijos entrábamos gratis y cada jefe de clac disponía de entradas para vender con un importante descuento. Cada teatro tenía su clac, que tenía su sede en un bar próximo al teatro.
Yo pertenecía a la clac del desaparecido Teatro Cómico, que estaba en la calle Mariana Pineda, hoy Maestro Victoria, donde se pone Cortylandia. El teatro Cómico se vendió en 1968 para que en el solar se construyeran dependencias del Corte Inglés.
La clac del Cómico estaba en el Postigo San Martin, en casa Domingo que ese era mi jefe de clac. La del Alcázar estaba en la calle Jardines, la del Calderón en La Liebre, etc.
Eso me dio oportunidad de conocer actores famosos del momento como Toni Leblanc . También a Celia Gámez.
¿Ibas a verla al teatro?
Sí. De Celia Gámez se decía que era lesbiana aunque ella no lo reconociera. Conocer su edad era el secreto mejor guardado que tenía. Recuerdo un dúo cómico que se llamaba Lepe y Heredia que actuaban en las revistas de Celia Gámez. Hacían un número en el que iban con una lupa en plan detectivesco y cantaban una canción que decía: «sube que sube si puedes agarrarte a las paredes si se rompe la maroma». Y cuando les encargaban investigar algo difícil decían: «No si cualquier día nos van a decir que averigüemos la edad de la jefa».
¿Llegaste a conocerla?
Sí, en una ocasión la vi en circunstancias insólitas. Mi jefe de la joyería de la calle las Veneras se llamaba Emilio, era gay y se montaba unas fiestas de campeonato con Celia Gámez. Una noche tuvo que prestarle dinero Celia Gámez para pagar seguramente deudas de juego. Por la mañana me mandó a mí a devolver a Celia Gámez el dinero que le había prestado y de regalo una pulsera de las que hacíamos en la joyería. Era en 1954 y fui al Teatro Lope de Vega donde representaba el espectáculo de revista “Dólares”. Llamé al camerino y salió a abrirme Delia que debía ser su asistente.
— ¿Quién es, Delia, quién es? Se oyó que preguntaba desde dentro.
—Es un pibe que viene de parte de Emilito.
—Ah que pase.
Y pasé y estaba en una camilla bocabajo, desnuda completamente. Debía estar recibiendo un masaje. Me quedé aturdido por la sorpresa, entregué el sobre y la pulsera, me dieron mi propinilla y salí zumbando.
Me has dicho que en 1961 dejaste el mundo de la farándula
Así fue. Lo dejé y estuve 40 años sin cantar en público.
Bueno pero en Tarancón sí has cantado alguna vez y me han dicho que en los Carnavales eras el «number one».
Alguna vez participé en actos benéficos para recaudar fondos pero fué esporádico. Y eso sí durante las 3 últimas décadas del siglo pasado participé activamente en los Carnavales que se celebraban en Tarancón.
¿Por qué en Tarancón?
Es la ciudad donde nació mi esposa y muchos fines de semana los pasábamos allí. Llegué a tener casa y no miento si digo que he pasado más fines de semana en Tarancón que en mi ciudad, Madrid.
He visto fotos tuyas disfrazado y la verdad que también tienes vis cómica
Lo pasábamos muy bien. Me he disfrazado de camarera, de cupletista, de mujer gallega, de cura, de mejicano, de Cantinflas, y muchos otros personajes. Para ello utilizaba ropa de amistades.
¿Abundan los disfraces femeninos en tu colección?
Sí. Pensaba que el contraste resultaba más gracioso. No es que tenga nada que ver con mis ideas «sexólogas». —y ríe con picardía.
¿Y qué hacías después de disfrazarte?
Pues iba al desfile y me acercaba a la gente. Por ejemplo cuando me disfracé de camarera les cantaba «Soy la camarera del amor». Y se reían. Otra vez me disfracé de Cantinflas y recordando la película «El Bolero de Raquel iba con mi caja de limpiabotas. Me acerqué al alcalde de Tarancón y le dije imitando a Cantinflas: » Si me permitía que le charroneara los calcos». Y le limpié los zapatos. Mientras se los limpiaba le decía con mi mejor acento mejicano» ¡Ay, excelencia Alcalde, usted me puede buscar un trabajito mejor que éste. Aquí estoy siempre a los pies de la gente.» Y se descojonaban todos.
¿Y después del desfile?
Pues luego participaba en los concursos en las discotecas. El año que me disfracé de Doña Croqueta gané el primer premio en todas. Todos los años me dieron algún premio.
¿Y estabas en alguna Peña?
Sí, estaba en la Peña El Mosto, aunque para los disfraces actuaba por mi cuenta y me presentaba a los concursos de forma individual. Esa peña era (no sé si sigue siendo) una de las más importantes. Fue visitada en varias ocasiones por José Bono, cuando era Presidente de Castilla-La Mancha y José María Ruiz Mateos también fue en alguna ocasión.
También me has enseñado recortes de prensa donde apareces disfrazado
Sí, en el Diario de Cuenca me han sacado unas cuantas veces. En alguna ocasión eso ha provocado celos y rencillas.
¿Sí, por qué?
Hombre pues ya sabes lo que pasa en los pueblos, que se molestaban porque no salían los disfraces de las «fuerzas vivas».
También has sido poeta
No exactamente, aunque es verdad que compuse un poema cuando tenía 16 años y me enamoré de una señorita que se metió a monja. Más tarde le puse la música del tango «Sus ojos se cerraron» y lo incorporé a mi repertorio. Se llama «Triste Payador«.
¿Pero volviste a cantar?
Sí fue en 2001 que ya estaba jubilado.
¿Cómo fue?
Antes de jubilarme conocí al maestro de bandoneón Efraín Scheinfeld. Él tocaba en la calle Preciados. Yo pasaba por allí y me paré a escucharlo. En ese momento tocaba el tango” Mano a Mano” y yo me arranqué a cantar aunque enseguida me paré. El dejó de tocar y me dijo con acento argentino:
—Che, vos “cantás” morocho.
— Yo no he dicho nada— le respondí.
—Sí, sí. Vos “cantás”. “Tenés” que venir a mi peña— y me dio una tarjeta para que fuera a verle. Pero no fui.
Una vez jubilado me crucé con él otra vez en el metro donde tocaba y me reconoció. Me reprochó que no hubiera ido a verle y me insistió para que me uniera a una peña tanguera y cantara con ellos. Así que me animé y todas las semanas nos juntábamos en un bar de Carabanchel a cantar tangos.
Dices que Efraín Scheinfeld es maestro en bandoneón. ¿Qué es un bandoneón?
Es un instrumento parecido al acordeón que se ha convertido en compañero inseparable del tango. Efraim lo tocaba muy bien (había sido discípulo de Aníbal Troilo) y era el alma de la Peña Caminito. El tango sin bandoneón no es tango.
¿Y Efraín es argentino?
Sus padres eran judíos alemanes que huyeron a Argentina cuando él tenía tres años. En 1998 se vino a España.
Yo fui a verte cantar una vez al Café Iruña, un local que estaba en la calle Hileras, entre Mayor y Arenal.
Si, conseguimos que el dueño de ese local nos autorizara e íbamos a cantar cada jueves. Había buenos cantantes y decían que Miguel Angel y yo éramos los mejores. El cantaba “Por una cabeza” y yo cantaba “el Organito de la tarde”, dos tangos difíciles que nos salían muy bien. También estaba en la Peña Caminito, José Ignacio Vallejo-Nágera, padre de Colate, el ex de Paulina Rubio.
He visto entre los recuerdos que tienes un recorte del suplemento cultural de El Mundo “Metropoli”.
Fui yo el que consiguió que pudiéramos cantar en el Café Iruña y también hablé con un periodista de Metropoli para que nos publicaron una página el 29 de Marzo de 2002. Y el Café Iruña también aparecía en la Guía del Ocio gracias a mis gestiones.
Recuerdo también que fui a verte al Teatro Pradillo.
Sí. Actuamos 8 miembros de la peña presentando el espectáculo ILUSION PORTEÑA y estuvimos durante 3 días.
Y una vez fui a verte cantar a la Sala Clamores.
Si, fue el 23 de junio de 2002 que hice un homenaje a Carlos Gardel. En esa ocasión canté yo sólo con la Orquesta Recuerdo.
Supongo que tendrás muchas anécdotas que te han pasado en tus actuaciones. Cuenta alguna.
En la calle Juan Bravo, 7 hay un bar restaurante de lujo llamado Milford, cerca de la Embajada de Italia. La dueña era una americana, amiga de José Ignacio Vallejo Nájera, padre de “Colate” y éste consiguió que pudiéramos cantar en ese local. Una noche estaba yo cantando y en una mesa dos señoras no paraban de hablar y hablar en italiano. En un momento dado paré de cantar, me acerqué a la mesa y le dije con mi mejor acento argentino: “Perdonen, no dejan de platicar y nosotros somos una peña de amigos que venimos a cantar y vienen a vernos y oírnos, pero si hablan como están hablando ustedes no podemos”. Y se callaron. Luego me dijeron que eran la mujer del Embajador de Italia y una amiga.
¿Hasta cuándo has estado cantando?
Pues hace unos diez años se disolvió la Peña Caminito. Cuando cerró el Iruña, nos trasladamos a un bar que estaba en Luchana, 23, pero ya no fue igual. Luego murió Miguel Angel , el maestro Efraim se marchó a Israel porque le contrataron para participar en una Misa Criolla, yo enfermé con mi ojo y …
Fueron años bonitos pero como dice la canción de Módulos:
“TODO TIENE SU FIN”.
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(Continuará)