MI HERMANO MANOLO

Nació en Antequera (Málaga), el 22 de Febrero de 1939, aunque en su DNI aparecía como fecha de nacimiento el 2 de Marzo. Nació en la casa familiar, como nacían en aquella época la mayoría de los niños y tardaron más de la cuenta en inscribirlo en el Registro Civil. Para librarse de la multa le cambiaron su fecha de nacimiento.

Su infancia y adolescencia fue muy dura. Como se suele decir, si duras son las guerras más duras son las posguerras. Además fue el primer hijo y en aquellos años a los padres noveles se les decía que a los niños había que criarlos con el pan en una mano y la vara en la otra.

Mi hermana Mari todavía recuerda los golpes que le daban por hacer las travesuras propias de la niñez. Con 10 años el padre se lo llevó al cortijo para que echara una mano, pues faltaba demasiadas veces al colegio y eso no podía ser. Allí aprendió a leer y a escribir de la mano de un cortijero de Mollina que sentía compasión por él.

La gran diferencia de edad con sus hermanos menores varones le impidió compartir con nosotros vivencias y aficiones. Le veíamos como un segundo padre y en algunas  ocasiones pretendió ejercer ese rol.

Cuando se enteró que iba a nacer Carlos, el benjamín de la familia, se llevó un gran disgusto porque sentía vergüenza. Su novia Antonia, la que sería su mujer,  contaba que le dio la noticia en estos términos:

 —Tengo que darte una terrible noticia de mis padres—dijo en tono apesadumbrado.

— Mi madre está embarazada— añadió tras una pausa

—¿Y cuál es el problema?¿Acaso no es de tu padre?—le respondió ella

—Pues claro que es de mi padre. ¿Pero tú ves normal que con la edad que tiene mi madre se haya quedado embarazada?

—Pues tener hijos en el matrimonio yo lo veo normal—le contestó, zanjando la conversación.

Corría 1963, mi madre tenía entonces 45 años y mi hermano 24. La educación sexual que había recibido hasta entonces era nula y todo lo relacionado con el sexo era pecaminoso.

Cuando pienso en él veo a un hombre luchador y sufridor. Luchó para superarse en la vida y conseguir lo mejor para que no les faltara nada a su mujer y sus hijos. Y lo logró.

Pero también sufrió mucho. Se sentía menos querido por sus padres y hermanos y ese sentimiento le alejaba de los hermanos. Su mujer estaba delicada de salud y con demasiada frecuencia debían acudir a médicos y hospitales.

Cuando se jubiló se le veía feliz, dedicaba parte del tiempo a sus aficiones y nos enseñaba con orgullo sus creaciones de marquetería. Fue un magnífico abuelo y sus nietos le adoraban.

Pero la vida fue cruel con él. Cuando enviudó llegó el cáncer. Y siguió luchando. “No voy a permitir que me lleve sin luchar”, me decía. Y así estuvo 5 años. Luchando y sufriendo hasta el último minuto. Menos mal que tuvo a su lado a Agueda , una mujer valiente que fue su sostén en esos duros años. “Sin ella no hubiera aguantado tanto” nos decía a los hermanos.

Hace seis años que se fue y sirvan estas líneas para recordarle con cariño.

P.D. El pasado 5 de Diciembre de 2020 falleció Agueda, la que fue su compañera durante los cinco últimos años de su vida. Descanse en paz.

COMO CAMBIAN LOS TIEMPOS

En esta foto del 7 de Octubre de 1967 el único que falta soy yo que ya me había ido a estudiar a Córdoba

Desde que Levi Hutchins, relojero norteamericano, inventó el despertador en 1787 ha llovido mucho. Hasta entonces la luz del sol o el gallo madrugador eran el método más usado para pasar del dulce sueño a la dura realidad.

Ahora simplemente con decir buenas noches los altavoces inteligentes te dicen el tiempo, te recuerdan tu agenda, te preguntan a qué hora quieres que te despierten y te desean buenas noches.

Con sólo decir buenas noches te ayuda a organizar tu vida.

Recuerdo cuando era niño que en mi casa para despertar por la mañana había un reloj con una potente campana. Todas las noches era el  mismo ritual; mi padre le daba cuerda al reloj y actualizaba, si era necesario, la hora a la que debía sonar. Por la mañana el ruido infernal de la campana sonaba de forma interminable y mi padre no lo paraba hasta que se levantaban los que tenían que ir a trabajar. (Si no me crees que el sonido era infernal visualiza el video y verás y oirás que no miento).

Comprueba el sonido de la campana y entenderás por qué el reloj es inolvidable.

Cuando llegaron los primeros despertadores a pilas, el reloj fue quedando en desuso y se quedó como un elemento más de decoración en aquel mueble lleno de fotos y de recuerdos.

Con el paso del tiempo mi odio al reloj se transformó en apego y recuerdo que le dije a mi madre que no se desprendiera del reloj, que lo quería para mí y que era la única herencia que deseaba. Mi madre me contó que ese reloj fue un regalo de su padrino Enrique Campos que lo había montado en 1925 y con los datos que me dio escribí una nota que pegué en la base del reloj. Cuando me fui de casa mis padres me entregaron el reloj y todavía permanece expuesto en un rincón de mi casa.

El otro día me fijé en el reloj y al levantarlo descubrí la nota que tenía pegada en la base y que ya no recordaba, la despegué, la desdoblé y al leerla me vinieron estos recuerdos que he relatado y pensé, como decían nuestros mayores “Cómo cambian los tiempos”

70 AÑOS

El 1 de noviembre de 2019 mi hermana Carmen cumplió 70 años. “casi ná”. Y lo bueno es que los demás vamos detrás (bueno alguna va delante). Quiso celebrarlo por todo lo alto y nos invitó a parte de la familia y a algunos amigos a una fiesta que resultó entrañable. Es que 70 años no se cumplen todos los días.

Sus hijas, Susana y Mari Paz nos pidieron a todos los asistentes que le hiciéramos un regalo especial, escribiendo un breve texto, acompañado de una foto, relatando sentimientos o experiencias de nuestra vida, inspiradas en nuestra relación con Carmen. Con esos textos confeccionaron un libro que le fue entregado en la fiesta.

Se leyeron alguno de esos textos y las emociones brotaban por doquier pues se percibía que salían del corazón.

Con su permiso reproduzco mi escrito y la foto que le acompañaba.

Hola hermanita:

Leí una vez que los lazos de la infancia se sueltan cuando emprendemos nuestra vida adulta y nos alejamos del entorno familiar; el tiempo que todo lo suaviza y tempera nos permite reanudarlos al cabo de los años y potenciarlos con mayor firmeza«.

Pues sí eso es lo que me ha pasado contigo, que tras muchos años de relaciones templadas estamos viviendo ahora con mayor intensidad esa relación fraternal que siempre ha existido.

Siempre te he visto diferente a los demás hermanos y llegué a pensar y decir que tú no parecías Artacho. Pero en el viaje que hicimos sólos y juntos a Benidorm a pasar una nochevieja con Carlos, Pepe y otros miembros de la familia, me di cuenta que claro que

eres Artacho y que las diferencias que yo percibía en ti mejoraban  a los Artacho.

Porque tu inconformismo, tu curiosidad y la ingenuidad que desprendes en muchas ocasiones lo combinas muy bien con  la paciencia, la generosidad, el saber escuchar y la serenidad que yo atribuyo a los Artachos.

Decía Confucio que “Todos tenemos dos vidas. La segunda empieza cuando nos damos cuenta de que tenemos sólo una.  Yo sé que ya hace mucho tiempo que estás viviendo tu segunda vida, porque como Sabina, no cumples 70 años. Cumples treinta más cuarenta

Nací detrás de ti, crecí detrás de ti y en otras facetas de la vida he seguido tus pasos. Por eso he elegido esta foto para que sepas que siempre estaré detrás de ti, por si me necesitas.

DETRAS DE TI

Muchas felicidades en tu cumpleaños.

Rafa

CARTA A MI PADRE

Unos días antes de fallecer mi padre,  mi hermano Pepe le escribió una carta que fue leída en su funeral. Es una carta que resume muy bien su vida y que suscribo en su totalidad.

La publico para que  siga viviendo en nuestro recuerdo como el gran hombre que fue.

Carta a mi Padre

Si, me siento orgulloso de Tí, has jugado dos Partidas y las dos las has ganado.

La primera te la echó la Vida, y no fue precisamente generosa con las cartas que te dio, apenas tus Manos y tu Voluntad .

Superaste siendo niño la pérdida de un Padre, conociste por ti mismo el trabajo infantil, sin ningún reconocimiento por parte de tu Padrastro (estos ladrones no hacen más que comer) y tu adolescencia poco más que trabajo te ofreció.

Con la juventud, te llegó el Amor, del que no pudiste disfrutar mucho tiempo, porque una Guerra dijo que tenías que luchar, quizás contra los que tú más podrías identificarte, pero no te dieron la opción de elegir. Tu bando ganó la guerra, pero vosotros todos la perdisteis y sufristeis la postguerra y el “Año del Hambre” .

Mientras tanto tu familia iba creciendo y tú hacías lo único que sabías, Trabajar para ir saliendo adelante. Apoyado y animado por tu Mujer, lograste comprar tu primera casa y como el futuro en tu pueblo no lo veías claro, lo dejaste todo para ir a la Gran Ciudad a preparar el camino para reunir a tu familia y poder ofrecerle algo mejor.

En Madrid, además de tu jornada de más de 12 horas, tenías tiempo de ir acomodando la casa familiar hasta que finalmente la pudiste comprar, y ese patrimonio te ha sido suficiente para no depender de nadie.

Más tarde la vida empezó a ser más amable y vinieron las Vacaciones de verano en la playa, que aunque fuera un poco obligado por tu mujer, tú también disfrutabas.

Y por fin la Jubilación, con tu frase favorita: Quién me iba a decir a mí, que iba a cobrar más de 33 años sin trabajar.

Y te era suficiente con la tranquilidad y gozar con tu Mujer, lo que conseguiste hacer hasta el final, y no parece que eso sea lo habitual.

Por todo esto, yo creo que en tu Partida con la Vida, hay un claro ganador, Tú.

La otra Partida te la planteó la Muerte, cuando, según tú nos contabas, te viste perdido la vez que cruzaste la corriente del río con tu yegua, pensando que si ella pasaba era que se podía. Pero al momento, te dejó a tu suerte y tú creíste que no lo contabas. Pero sí.

La siguiente baza fue todavía más seria. En el frente de Peñarroya recibiste una herida de metralla en una pierna, los enfermeros estimaron que tu caso era cuestión de horas y te dejaron junto a los moribundos, y recuerdo como lo contabas: se murió el de mi izquierda, el de mi derecha y otros, pero como vieron que yo no tenía ningún pensamiento de irme todavía, dijeron, a ver que podemos hacer por él. Y soportando aquellas dolorosas curas, seguiste adelante, ¡¡ porque te quedaban tantas cosas para hacer!!.

Otra vez, lo recuerdo porque nunca llegabas tan pronto a casa y con la ropa y las botas de la obra, te trajeron en un camión porque el edificio en el que trabajabas se había desplomado, pero tú también pudiste evitarlo.

Y por último, cuando ya no tienes demasiado interés por la Vida, la estás haciendo esperar, gracias a tu gran fortaleza, el tiempo que tú consideres necesario.

Creo que esta Partida está ya ganada.

Me pregunto: ¿Qué visión he tenido yo de ti y cómo ha sido mi relación contigo?

Cuando era niño te veía con respeto, pero salvo en momentos puntuales, sí, era respeto, no miedo. Para mi era importante darte el beso cada vez que llegabas de trabajar, en la familia de otra gente esta costumbre no existía.

La relación que tenía contigo no era tan cercana, pero para mí estaba bien. Tú cumplías el rol que tenías asignado, traer el dinero a casa y ser una referencia de respeto y autoridad, esto ahora es completamente diferente, pero quizás tampoco es lo mejor.

Tu preparación para la vida se limitaba a tu propia experiencia y a los valores que te inculcó la abuela Elvira, trabajo, honradez y prudencia. Y eso has sido: lo que antes se llamaba un “Hombre de Bien”.

Cuando estuviste convaleciente en la guerra, te empeñaste en aprender tu solo a escribir, para que nadie tuviera que escribirte las cartas para tu mujer.

En general no eras violento, y salvo el temido “de rodillas en cruz” y tu “cago en la osti” (que significaba que la cosa iba en serio) no es que la convivencia fuera una balsa de aceite, pero para los tiempos que corrían era más que aceptable.

También te supiste ir adaptando a los nuevos tiempos , recuerdo como ya casi con 60 años y después de 12 ó 13 horas fuera de casa, llegabas del trabajo en la obra y te ibas andando otra media hora a Tajamar, porque había una reunión en la que iban a explicar algo sobre cómo educar y comprender mejor a los hijos, o algo parecido, que quizás no terminabas de entender del todo, pero que asumías como parte de tu responsabilidad.

El hecho de haber tenido la mujer que elegiste, también ha sido determinante en tu vida, debido a su personalidad y empuje te ha animado y apoyado a lo largo de vuestro camino, pero quizás también has tenido que luchar contra eso, para reclamar la parte que te correspondía, que en ocasiones quedaba oculta por el gran carisma que ella tenía.

Y en esta última etapa de tu larga Vejez, has conseguido no ser nunca una carga para tu familia, y hacerte muy mayor siempre con una sonrisa y ningún mal modo, incluso en estos últimos días en los que no podemos oírte, nos contestas regalándonos una sonrisa.

Si, Papa, puedes y debes estar satisfecho, aquí estamos, y ahora sí hablo por todos, Tu Familia que te quiere.

Y cuando ya no estés aquí, vivirás en nuestro recuerdo como el gran Hombre que eres.

31-01-2012

Pepe.