CARTA A MI PADRE

Unos días antes de fallecer mi padre,  mi hermano Pepe le escribió una carta que fue leída en su funeral. Es una carta que resume muy bien su vida y que suscribo en su totalidad.

La publico para que  siga viviendo en nuestro recuerdo como el gran hombre que fue.

Carta a mi Padre

Si, me siento orgulloso de Tí, has jugado dos Partidas y las dos las has ganado.

La primera te la echó la Vida, y no fue precisamente generosa con las cartas que te dio, apenas tus Manos y tu Voluntad .

Superaste siendo niño la pérdida de un Padre, conociste por ti mismo el trabajo infantil, sin ningún reconocimiento por parte de tu Padrastro (estos ladrones no hacen más que comer) y tu adolescencia poco más que trabajo te ofreció.

Con la juventud, te llegó el Amor, del que no pudiste disfrutar mucho tiempo, porque una Guerra dijo que tenías que luchar, quizás contra los que tú más podrías identificarte, pero no te dieron la opción de elegir. Tu bando ganó la guerra, pero vosotros todos la perdisteis y sufristeis la postguerra y el “Año del Hambre” .

Mientras tanto tu familia iba creciendo y tú hacías lo único que sabías, Trabajar para ir saliendo adelante. Apoyado y animado por tu Mujer, lograste comprar tu primera casa y como el futuro en tu pueblo no lo veías claro, lo dejaste todo para ir a la Gran Ciudad a preparar el camino para reunir a tu familia y poder ofrecerle algo mejor.

En Madrid, además de tu jornada de más de 12 horas, tenías tiempo de ir acomodando la casa familiar hasta que finalmente la pudiste comprar, y ese patrimonio te ha sido suficiente para no depender de nadie.

Más tarde la vida empezó a ser más amable y vinieron las Vacaciones de verano en la playa, que aunque fuera un poco obligado por tu mujer, tú también disfrutabas.

Y por fin la Jubilación, con tu frase favorita: Quién me iba a decir a mí, que iba a cobrar más de 33 años sin trabajar.

Y te era suficiente con la tranquilidad y gozar con tu Mujer, lo que conseguiste hacer hasta el final, y no parece que eso sea lo habitual.

Por todo esto, yo creo que en tu Partida con la Vida, hay un claro ganador, Tú.

La otra Partida te la planteó la Muerte, cuando, según tú nos contabas, te viste perdido la vez que cruzaste la corriente del río con tu yegua, pensando que si ella pasaba era que se podía. Pero al momento, te dejó a tu suerte y tú creíste que no lo contabas. Pero sí.

La siguiente baza fue todavía más seria. En el frente de Peñarroya recibiste una herida de metralla en una pierna, los enfermeros estimaron que tu caso era cuestión de horas y te dejaron junto a los moribundos, y recuerdo como lo contabas: se murió el de mi izquierda, el de mi derecha y otros, pero como vieron que yo no tenía ningún pensamiento de irme todavía, dijeron, a ver que podemos hacer por él. Y soportando aquellas dolorosas curas, seguiste adelante, ¡¡ porque te quedaban tantas cosas para hacer!!.

Otra vez, lo recuerdo porque nunca llegabas tan pronto a casa y con la ropa y las botas de la obra, te trajeron en un camión porque el edificio en el que trabajabas se había desplomado, pero tú también pudiste evitarlo.

Y por último, cuando ya no tienes demasiado interés por la Vida, la estás haciendo esperar, gracias a tu gran fortaleza, el tiempo que tú consideres necesario.

Creo que esta Partida está ya ganada.

Me pregunto: ¿Qué visión he tenido yo de ti y cómo ha sido mi relación contigo?

Cuando era niño te veía con respeto, pero salvo en momentos puntuales, sí, era respeto, no miedo. Para mi era importante darte el beso cada vez que llegabas de trabajar, en la familia de otra gente esta costumbre no existía.

La relación que tenía contigo no era tan cercana, pero para mí estaba bien. Tú cumplías el rol que tenías asignado, traer el dinero a casa y ser una referencia de respeto y autoridad, esto ahora es completamente diferente, pero quizás tampoco es lo mejor.

Tu preparación para la vida se limitaba a tu propia experiencia y a los valores que te inculcó la abuela Elvira, trabajo, honradez y prudencia. Y eso has sido: lo que antes se llamaba un “Hombre de Bien”.

Cuando estuviste convaleciente en la guerra, te empeñaste en aprender tu solo a escribir, para que nadie tuviera que escribirte las cartas para tu mujer.

En general no eras violento, y salvo el temido “de rodillas en cruz” y tu “cago en la osti” (que significaba que la cosa iba en serio) no es que la convivencia fuera una balsa de aceite, pero para los tiempos que corrían era más que aceptable.

También te supiste ir adaptando a los nuevos tiempos , recuerdo como ya casi con 60 años y después de 12 ó 13 horas fuera de casa, llegabas del trabajo en la obra y te ibas andando otra media hora a Tajamar, porque había una reunión en la que iban a explicar algo sobre cómo educar y comprender mejor a los hijos, o algo parecido, que quizás no terminabas de entender del todo, pero que asumías como parte de tu responsabilidad.

El hecho de haber tenido la mujer que elegiste, también ha sido determinante en tu vida, debido a su personalidad y empuje te ha animado y apoyado a lo largo de vuestro camino, pero quizás también has tenido que luchar contra eso, para reclamar la parte que te correspondía, que en ocasiones quedaba oculta por el gran carisma que ella tenía.

Y en esta última etapa de tu larga Vejez, has conseguido no ser nunca una carga para tu familia, y hacerte muy mayor siempre con una sonrisa y ningún mal modo, incluso en estos últimos días en los que no podemos oírte, nos contestas regalándonos una sonrisa.

Si, Papa, puedes y debes estar satisfecho, aquí estamos, y ahora sí hablo por todos, Tu Familia que te quiere.

Y cuando ya no estés aquí, vivirás en nuestro recuerdo como el gran Hombre que eres.

31-01-2012

Pepe.

3 opiniones en “CARTA A MI PADRE”

  1. Precioso relato Rafa. Desconocía este blog y prometo leerlo todo en breve.
    Enhorabuena !!
    Un fuerte abrazo y saludos a la familia.
    Tu prima Elvira ??

    1. Muchas gracias Prima. Me alegro que te haya gustado. Como dice mi sobrina Mari Paz cuando las palabras salen del corazón se nota. Y mi hermano Pepe lo escribió desde el corazón.

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