Mi madre falleció en 2010 y mi padre en 2012. Tras el fallecimiento de mi padre algunos pensábamos que, al desaparecer el nexo que nos unía a todos, podría llegar a enfriarse la relación familiar, sobre todo entre los que vivíamos más alejados.
Además no veíamos en el horizonte próximo ningún acontecimiento extraordinario como una boda o similar que pudiera volver a reunirnos a todos juntos. La última boda había sido la de Susana en 2002 y de eso ya hacía diez años. Los candidatos que la seguían no mostraban ningún interés por dar ese paso y cada vez que se les preguntaba decían: ¿eh?, ¡uf!
Por eso durante los trámites legales para el reparto de la herencia, todos los hermanos acordamos reservar un dinero para juntarnos todos los miembros de la familia (hijos, nietos, biznietos y adjuntos), compartiendo una comida. Estábamos seguros que los abuelos lo hubieran aprobado y estarían felices, pues siempre disfrutaban mucho cuando nos reuníamos todos.
La comida se celebró y a ella asistieron casi todos los invitados. (Creo recordar que sólo faltó Domingo, el novio de Irene que se encontraba trabajando fuera de España). Si no he errado en la cuenta asistimos 33 personas y la comida transcurrió en un ambiente alegre y festivo. A los postres hicimos un brindis y una breve alocución recordando a los abuelos fallecidos y la emoción puso un nudo en la garganta de algunos.
Tras el brindis, pidió la palabra mi sobrina Mari Paz y nos anunció de forma solemne pero con una gran sonrisa que al año siguiente se casaba. Aplausos y gritos de júbilo fue la reacción que provocó dicho anuncio. Por fin una boda en la familia.
A continuación mi hija Vanesa pidió la palabra y, sin dar tiempo a las señoras para que fueran pensando qué traje se iban a poner, anunció que ella también se casaba al año siguiente. Nuevamente los aplausos, los gritos de júbilo y las risas se adueñaron del local. Si estábamos penando por bodas pues ya teníamos dos.
Pero aquí no acaba la historia, cuando estábamos asimilando que se nos presentaba un año “movidito” con dos bodas a la vista, mi hijo Juan Carlos anuncia que él también se casaba al año siguiente. Tras la sorpresa inicial otra vez las risas, los aplausos, los parabienes y alguna cara de incredulidad. ”Esto ya es demasiado. Si me lo cuentan no me lo creo, tres bodas en el mismo año”, se oía decir.
Es fácil imaginarse el ambiente tras estos anuncios, todos en corrillos, hablando y riendo. De repente se oyen gritos de nuevo y voces pidiendo silencio. Entonces mi hermano Manolo anuncia que él también se casaba el año que viene.
Dejo a la imaginación del lector que se haga una idea de la situación, pues ya no encuentro palabras para describirla. CUATRO BODAS, CUATRO BODAS, CUATRO BODAS, CUATRO BODAS.
En efecto en 2013 se celebraron las cuatro bodas y pudimos contarlo. Bueno yo lo cuento ahora y todavía me sonrío.
Pues si, hermano, fue algo realmente especial y divertido. La bomba fue cuando nuestro hermano Manolo lo comunicó.
Es estupendo que recuperes estos recuerdos y reflexiones que nos encanta leer.
Queremos aprovecharnos de tu capacidad de reflexión y descripción:
Queremos más!!!.
José Artacho (Pepe para la familia).
Gracias hermano. Estoy en ello.
Así paso, fue toda una sorpresa y un momento inesperado y muy divertido el que vivimos en esa comida. Gracias hermano por habernos traído a nuestro recuerdo esos momentos tan bonitos y que ahora quedan plasmados en negro sobre blanco para la posteridad
Me encanta leer las historias. Se me han quedado cortas! Así que te animo desde aquí a que continúes!
Me alegro que te haya gustado. Seguiré con ello aunque va a ser difícil encontrar un hecho tan bonito como éste.
Todo ocurrió tal como lo has descrito, ahora me emociono leyendo y recordando las caras de sorpresa que nos invadieron a todos.
Fue un dia inolvidable asi como los 4 acontecimientos anunciados.
Gracias.
Me alegro que te haya gustado.